Incorporar las criptomonedas a la operativa de un negocio, por modesto que este sea, es algo que no se debe descartar a la ligera, ya que a pesar de que requiere un estudio previo e incluso de la consulta con nuestro asesor fiscal (¿se va a cobrar y pagar con criptomonedas o se utilizarán como inversión? ¿debo crearme una cuenta en una exchange? ¿cómo tributan las criptomonedas?) el hecho de que divisas fuertes como el dólar o el euro están viviendo una expansión monetaria sin precedentes en la historia reciente aumenta el interés potencial de las criptomonedas, como forma de agilizar y abaratar pagos, pero también como potencial reserva de valor.
¿El fin de la era de las divisas nacionales?
Quién sabe lo que pasará en el futuro, aunque difícilmente en el corto o medio plazo se va a sustituir completamente un activo tan útil como las divisas nacionales, a pesar de que sin duda las criptomonedas se han hecho un hueco en varios nichos; como medio de pago y como forma de ahorro o de invertir.
En octubre de 2020 se publicaba en el diario especializado en criptomonedas Criptonoticias que tan sólo durante el 2020 se han creado el 22 por ciento de todos los dólares que existen a día de hoy, es decir, uno de los activos de reserva más utilizados en el mundo ha aumentado en tan sólo un año su oferta en más de un 20 por ciento, y aunque las razones estaban perfectamente justificadas -eran necesarios uno o varios planes de estímulo para reactivar unas economías que han experimentado uno de los golpes más duros e inesperados de los últimos años-, lo cierto es que no bastardear el valor de una divisa utilizando demasiado “la máquina de imprimir billetes” es fundamental para que esta conserve su valor. Y algo parecido puede decirse del euro. ¿Es por lo tanto una mejor opción utilizar criptomonedas?
Un activo muy volátil
Aunque la volatilidad de la cotización depende mucho de con qué tipos de criptomonedas se esté trabajando, ya que tanto usándolas para invertir (se pueden utilizar tanto comprándolas en exchanges como en el trading online, en este segundo caso no se compran directamente y se opera mediante posiciones apalancadas, que obviamente conllevan una serie de riesgos que es fundamental conocer) como para ahorrar o como medio de pago no es lo mismo utilizar altcoins o stablecoins.
Las altcoins son aquellas criptomonedas que no son tan populares como bitcoin y ethereum, pero que comparten con ellas elementos tales como la volatilidad (todos hemos sido testigos del espectacular aumento en la cotización de dogecoin, una altcoin que a principios de año no valía ni un centavo, y recientemente ha estado muy cerca de valer 70 centavos) y por ello utilizarlas también conlleva elevados riesgos de sufrir grandes pérdidas si la tendencia cambia en el momento equivocado. Así que aceptarlas como medio de pago puede ser tanto una oportunidad como un riesgo, además de que deben pagar IRPF si se consiguen de este modo.
Por otro lado están las stablecoins, monedas que al estar vinculadas a una o varias divisas fiat (normalmente divisas fuertes) no varían tanto sus cotizaciones, ¿por qué entonces nadie preferiría utilizar stablecoins en vez de dinero fiat? Pues porque aunarían en un mismo activo las posibilidades criptográficas de las criptomonedas y la volatilidad mesurada de las divisas fiat (aunque con el tiempo estas tienden a perder valor por culpa de la inflación, que va devorando lentamente el capital inmóvil).
La teoría que defienden algunos analistas del mercado cripto se fundamenta en que la adopción masiva por parte usuarios y negocios de las stablecoins (insistimos, adopción basada en que las stablecoins conservan las ventajas de la blockchain eliminando gran parte de la volatilidad) allanaría el camino para las criptomonedas en general, ya que los usuarios se acostumbrarían a utilizarlas en condiciones más amigables. Uno de los muchos ejemplos del uso de stablecoins por parte de usuarios de criptomonedas es, en el marco de las exchanges, la de cambiar una altcoin -o bitcoins o ethereums- por alguna stablecoin cuando se prevé el final de un periodo alcista para después volver a adquirir altcoins con esas mismas stablecoins, pero esquivando las comisiones que conlleva convertir criptomonedas en fiat y también las derivadas de comprar criptomonedas con fiat.