Hoy en día, muchos negocios ponen tanta atención en el marketing que el efecto que produce una publicidad poco realista se puede volver en contra del propio proyecto porque se defraudan las expectativas de los clientes. Todos hemos vivido en algún momento el efecto negativo que produce el marketing poco sólido cuando asistimos con mucho interés a la ponencia de un conferenciante de mucho prestigio y, sin embargo, en las distancias cortas, sentimos que la marca personal no está a la altura del marketing que le respalda. O cuando leemos un libro con una gran difusión y al leerlo identificamos grandes carencias.
Riesgos a tener en cuenta
Uno de los riesgos más notables que conviene tener en cuenta es confundir la cantidad de seguidores en las redes sociales con la calidad de seguidores en el perfil de empresa de Facebook, Twitter o Instagram. El verdadero valor del marketing no se traduce en un «me gusta» sino en ventas.
Desde el punto de la difusión de los contenidos del blog de empresa, en ocasiones, es posible poner un exceso de atención en las estrategias SEO, descuidando el valor de lo verdaderamente importante: la calidad de los contenidos. El marketing es un medio en relación con el fin pero no es un valor en sí mismo.
Descuidar otros factores
El marketing poco realista se traduce en expectativas no cumplidas en los clientes cuando sienten que el producto que han comprado o los servicios que han recibido no se ajustaban a lo esperado. Por esta razón, experimentan una sensación agridulce al sentirse engañados.
En el ámbito profesional, vender marketing poco sólido significa dar más valor a la apariencia que al verdadero conocimiento y a las competencias que respaldan dicha promoción. Por tanto, se corre el riesgo de descuidar otros factores clave en el negocio.