La seducción empresarial

La realidad es que podría parecer que la seducción es un término vinculado únicamente al amor y a las relaciones de pareja. Nada más lejos de la realidad, seducir es todo un arte que cada vez cobra más fuerza en el plano del trabajo. Por ejemplo, detrás de una buena campaña de marketing existe un mensaje que seduce, unos valores que conquistan a aquel que los toma como propios, y así, se produce la conexión con el cliente.

Sin embargo, en las relaciones sociales propias del entorno laboral también existe un proceso de seducción fascinante si tienes en cuenta, que por ejemplo, las primeras impresiones valen más de lo que parece a simple vista. La imagen que el seleccionador de Recursos Humanos guarda de ti después de una entrevista de trabajo puede ser determinante.

Del mismo modo, un buen líder también tiene la capacidad de seducir y mostrar lo mejor de sí mismo. ¿En qué se basa la seducción? En el lenguaje, entre otros elementos y en la capacidad de comunicar y de conectar con el oyente. Por ello, la retórica muestra la capacidad de una persona de jugar con las palabras más allá de su verdad, para convencer, es decir, para persuadir de una forma sencilla, clara y directa.

Esta retórica implica un gran trabajo y perfeccionamiento. La realidad es que en la historia de la filosofía, podemos ver claramente el reflejo de este dominio de la palabra en los Sofistas. La seducción también está vinculada con el poder. De hecho, mucho se ha dicho y se ha escrito, sobre la erótica del poder en tanto que muchas personas tienen como motivación alcanzar un puesto determinado en una empresa. La seducción está directamente vinculada con el mundo empresarial. Y dicha seducción aporta perfección y emociones agradables que son las que favorecen la conexón emocional.