En la actualidad, son pocas las personas que pasan toda su vida laboral trabajando en una misma empresa. El mapa social ha cambiado mucho, por ello, existen trabajadores que empiezan de nuevo después de un despido. O también, algunos de ellos por iniciativa propia prefieren cambiar de empleo.
Sin embargo, incluso en el caso de aquellos empleados que llevan mucho tiempo en un mismo puesto laboral, las empresas apuestan por el reciclaje, es decir, por favorecer la formación continua de los empleados. De este modo, a través de la formación se mejora el currículum, se obtienen nuevas competencias prácticas, se desarrollan nuevas habilidades, se estimula la motivación… Es decir, el trabajador no se estanca cuando tiene que seguir cumpliendo con las exigencias que demanda la formación.
Por supuesto, también existen entidades de prestigio como FOREM que ofertan cursos para trabajadores en activo. La formación ofrece ventajas positivas tanto para la empresa como para los empleados. Por ejemplo, los trabajadores pueden promocionarse a nivel laboral. Pero a su vez, las empresas tienen la suerte de dotar a sus trabajadores de mayor perfección profesional.
Pero además, los cursos de formación también pueden servir para fomentar el espíritu de equipo entre los compañeros de trabajo que tienen la posibilidad de conocerse desde una perspectiva diferente en el entorno académico. Lejos de la rivalidad y de la presión propia de la competitividad. Dichos cursos también permiten compatibilizar el trabajo con los estudios.
Y de este modo, el trabajador tiene la posibilidad de mejorar su currículum poco a poco, ya que además, la formación constante se ha convertido en un requisito indispensable para sobrevivir en plena crisis. Es decir, no sólo los desempleados participan en cursos de formación para tener una nueva puerta sino que también, los trabajadores ponen en práctica todas sus inquietudes.