No corren buenos tiempos para que las pymes y los autónomos puedan acceder a financiación por la falta de crédito y las negociaciones arduas con las entidades financieras que buscan operaciones con poco riesgo. Un contexto en el que puede ser ventajoso trabajar con más de una entidad financiera.
Y es que, aunque se tiende a operar con sólo una entidad, lo cierto es que es recomendable trabajar con un mínimo de dos o tres, incluso, en los tiempos de bonanza económica.
Los motivos
Entre los motivos para no trabajar sólo con una entidad financiera se halla el hecho de poderse beneficiar de la competencia, ya que se pueden comparar las diferentes opciones que ofrecen para elegir la que mejor se adapte a las necesidades de cada momento.
Además, otro motivo fundamental es que se reduce la dependencia de una entidad financiera. De esta manera, si con la que se opera habitualmente no se concede crédito, puede que haya más opciones en las otras de las que se es también cliente y ya conocen la evolución del negocio y de la empresa.
La operativa con diferentes entidades es también importante por la posibilidad que se abre para trabajar con las que estén más especializadas en un producto concreto que se precise en ese momento o para una necesidad específica. Así se tienen más opciones para elegir entre diferentes productos. Pero para ello hay que elegir bien las dos o tres con las que se trabaja para que tengan buenos productos, pero diferenciados.
E, igualmente, hay más entidades a las que acudir en el caso de que en la empresa haya imprevisto o una necesidad de financiación puntual, facilitando así el acceso al crédito, que es más difícil de conseguir si en la entidad no conocen el negocio.
Inconvenientes
No obstante, a pesar de esas ventajas, no hay que obviar que pueden presentarse algunos inconvenientes como un mayor trabajo administrativo o que los precios o costes de las operaciones puedan ser algo mayores al trabajar en exclusiva con una entidad.