El tiempo es oro, especialmente, dentro del plano laboral donde a veces, se tiene la sensación de no llegar a tiempo a todo. ¿Por qué a veces no se aprovechan los minutos de la forma adecuada? En primer lugar, por falta de atención y de concentración. Es decir, a veces, en vez de tener la mente puesta en la oficina, el ser humano puede estar pensando en sus asuntos domésticos, en las preocupaciones de pareja, en la salud del niño…
A la hora de trabajar, se debe estar en el presente, para no perder energía en otras cosas que en ese momento, por urgentes que sean, son secundarias. Es decir, están en un segundo plano.
Por otra parte, el mayor error es empezar el trabajo con prisa. Así sucede en el caso de aquellas personas que llegan tarde a trabajar y no son puntuales. Es mejor que te levantes un cuarto de hora antes por la mañana, y tu agenda lo agradecerá el resto del día.
Se puede reducir el tiempo agilizando las gestiones que se realizan por correo electrónico. Es decir, intenta ser cordial pero rápido a la hora de responder a los correos yendo a lo esencial. Por otro lado, también se deben reducir las charlas y las conversaciones innecesarias con los compañeros de trabajo. Deja el momento de disfrutar para el descanso, pero después, céntrate en el trabajo. Es positivo realizar un curso de organización del tiempo.
A la hora de trabajar, es mejor empezar la jornada con aquellas funciones que te cuestan más esfuerzo y te apetecen menos, para motivarte después con la realización de aquellas gestiones con las que disfrutas más. Evita las sesiones de trabajo interminables porque el cansancio crónico es el mayor enemigo a la hora de tener un rendimiento saludable. Duerme ocho horas diarias.