Hoy día, los trabajadores de la empresa participan en cursos formativos con el objetivo de mejorar su currículum. En muchas ocasiones, esta iniciativa es propia, responde al deseo de aprender del propio trabajador. Por ello, existen centros como FOREM que ofertan talleres de gran calidad y que además, están subvencionados. Por ello, los alumnos deben tener una gran responsabilidad a la hora de asistir a clase. Para poder obtener el título por la participación presencial, es indispensable firmar cada día.
Pero la formación también puede ser promovida por la propia empresa. En ese caso, en ocasiones, los trabajadores acuden con menos motivación ya que en parte, sienten que están obligados para estudiar y formarse. Lo cierto es que al participar en cursos de formación, los trabajadores tienen un entorno en el que se conocen mucho más que en la rutina diaria del trabajo. Y este conocimiento mutuo, también mejora el clima laboral y la empatía entre todos los miembros del grupo. Por otro lado, también es una suerte poder trabajar en una empresa que estimula a los trabajadores y pone los medios necesarios para que aprendan. Por ello, el departamento de Recursos Humanos tiene que poner una atención especial en las necesidades formativas de los empleados para cubrir sus carencias en base a la realización de un nuevo puesto.
La formación, preferentemente, debe de ser práctica. Se aprende mucho más de las sesiones de este tipo que de la teoría pura. Aunque al final, teoría y práctica van más unidas de lo que parece a simple vista. Existen cursos sobre temas emocionales que cada vez cobran más fuerza en las empresas. Como por ejemplo, trabajo en equipo. Siempre existen ámbitos de los que se puede aprender, de hecho, es bueno que una empresa no se estanque.