Existen profesiones en las que tener experiencia, o lo que es lo mismo, tener madurez, se valora mucho más que en otras. Por ejemplo, existen trabajos en los que la juventud es una exigencia necesaria, es el caso de aquellas personas que trabajan como modelos. Sin embargo, existen otros entornos que ofrecen oportunidades a personas que tienen más de cuarenta o cincuenta años. Por ejemplo, la profesión de coach que está tan de moda en nuestros días, abre puertas especialmente a personas que ya han superado una barrera de edad. Podría parecer un prejuicio, pero en realidad, el coach al igual que un psicólogo, aporta más sensación de experiencia vital cuando tiene una imagen madura que cuando acaba de salir de la universidad.
Y teniendo en cuenta que tanto el coach como un psicólogo, tienen como finalidad orientar a los demás en el arte de la felicidad, es difícil que puedan lograr ese objetivo si no se conocen bien a si mismos.
Por otra parte, las profesiones que están vinculadas con el cuidado de personas también aportan puertas de trabajo a personas que ya han superado cierta etapa vital. Por ejemplo, al trabajar como canguro o en el sector del cuidado de ancianos, es muy importante poder aportar referencias.
El trabajo como profesor abre puertas tanto a personas jóvenes como mayores. Sin embargo, la veteranía es un grado que se traduce en sensación de autoridad ante los alumnos. La distancia que marca la edad en muchos casos, es más que necesaria para que una persona se gane el respeto en el aula. De hecho, un profesor novato tiene una gran inseguridad en sus primeras clases.
El trabajo de médico también requiere de un aprendizaje constante. Pero por supuesto, la veteranía de un médico con años de experiencia, suma prestigio y calidad a su trabajo. En cualquier labor intelectual, la edad, también es un punto a favor.