El valor de la coherencia puede guiar la trayectoria de éxito de un profesional. Y también fortalece la imagen de marca de una empresa. En un entorno en constante cambio, existen pilares esenciales que conviene poner en valor. La coherencia de la empresa se manifiesta a través de diferentes planos. En primer lugar, está presente en la comunicación eficaz que la entidad mantiene con colaboradores, proveedores y clientes.
Un valor que inspira confianza en clientes, inversores y profesionales
En caso contrario, los mensajes transmitidos son poco creíbles. Y, en consecuencia, se debilita el propio vínculo profesional o comercial. El valor de la coherencia es uno de los más relevantes en una entidad porque mira al largo plazo. De hecho, se percibe a través de la perspectiva que ofrece el paso del tiempo. Y, en consecuencia, adquiere una visión holística. Existen crisis de reputación que se producen cuando un suceso rompe con la imagen que la entidad había proyectado de sí misma.
Todo proyecto genera unas expectativas en los clientes y en los profesionales que la integran. Cuando lo esperado no se cumple de forma sistemática, la confianza en el proyecto se rompe. Por el contrario, cuando existe un equilibrio entre la promesa y la realidad, se fortalece el nivel de coherencia empresarial. Cada entidad debe encontrar su propia forma de diferenciación para realzar la visibilidad de la identidad corporativa frente a la competencia. Los valores son inmateriales, sin embargo, se perciben a través de las acciones. La coherencia es un pilar imprescindible en una empresa que se afianza sobre una base firme.
La apariencia se alinea con el ser
Cuando existe coherencia corporativa, no se produce una distancia significativa entre la apariencia y la realidad. En caso contrario, hay un abismo entre ambos planos. De este modo, la comunicación es verdadera y auténtica.