La productividad es un ingrediente muy valorado en el ámbito empresarial y profesional. Con frecuencia, este concepto es utilizado para hacer referencia al cumplimiento de objetivos que se contextualizan en plazos de tiempo. La productividad, interpretada desde este punto de vista, conecta con un estilo de vida que está condicionado por la prisa y la inmediatez. Dicho término también puede poner en el centro a la persona y su bienestar. De este modo, hablamos de una productividad consciente que está alineada con la atención plena.
Qué es la productividad consciente
Es aquella que está acompasada por decisiones que la persona toma desde la reflexión y la responsabilidad. No actúa de forma automática para repetir un mismo patrón de comportamiento a lo largo de los días. Las decisiones tienen en cuenta la razón y el propósito de una determinación. La persona avanza en la dirección de las metas que quiere lograr porque pone el foco de atención en lo esencial.
Beneficios de la productividad consciente
Mejora la gestión del tiempo en aquel que establece una diferenciación entre aquello que es urgente y aquello que puede esperar. Por otra parte, el profesional avanza en el cumplimiento de sus tareas en un constante presente. No se anticipa continuamente a aquello que no ha ocurrido todavía, ni se estanca en hechos del pasado. La persona practica la presencia consciente mientras desarrolla una actividad. De este modo, no solo es más productiva, sino también más creativa y feliz. Cuando estás plenamente centrado en el ahora, te concentras en aquello que estás haciendo. Y los resultados de un proyecto mejoran.
La productividad consciente también alimenta la motivación interna de quien no solo se concentra en el objetivo que quiere lograr, sino en su propio autocuidado. Por ello, integra pequeños descansos a lo largo de la jornada.