Las siglas ERE remiten al expediente de regulación de empleo que puede darse en la empresa a partir de distintos factores. Este es un proceso de reordenación empresarial que debe estar justificado por datos objetivos. Esta medida puede tener distintas formas que analizamos a continuación.
ERE de suspensión
Por medio de esta medida, se produce un cambio de situación en la plantilla contratada puesto que se aplica la medida temporal de suspender los contratos. Para formalizar esta situación y regular las tareas a partir de entonces surge la necesidad de concretar un nuevo calendario para los afectados por esta situación de ERE haciendo constar cuáles son los días en los que se aplica este estado de suspensión de la actividad.
ERE de extinción
Conocido a nivel coloquial como despido colectivo es una de las noticias que más preocupación produce en la plantilla de trabajadores puesto que, como consecuencia de esta situación, se genera una ruptura en la vinculación contractural mantenida hasta ese momento con la organización. Una situación que afecta a un grupo de personas por motivos vinculados con factores técnicos, económicos o de producción.
ERE de reducción de jornada
Otra de las formas en las que puede presentarse un ERE viene condicionada por un cambio en el horario de trabajo al aplicar una reducción a los afectados por esta situación. Esta medida, al igual que el ERE de suspensión, tiene una visión temporal y, por tanto, su aplicación resulta más esperanzadora para los empleados que aquella que supone un despido colectivo. En ambos casos, el empleado mantiene su cargo en la empresa, sin embargo, la reducción de tiempo también se refleja en el salario.
Por tanto, un expediente de regulación de empleo (ERE) es un procedimiento iniciado por la empresa que puede presentarse a través de estas tres fórmulas como consecuencia de una causa mayor.