Existen distintos tipos de tiendas. Algunas de ellas se caracterizan por su brevedad. Una tienda fugaz hace referencia a un ejemplo diferente al de un negocio estacional. Son espacios situados en zonas comerciales o lugares exclusivos que solo estarán abiertos durante un breve plazo de tiempo. Este hecho incrementa el interés del cliente por descubrir los productos de esa marca. Es decir, este tipo de concepto ofrece una nueva experiencia en la atención al cliente.
El factor sorpresa de las tiendas fugaces
Los lugares elegidos para presentar de forma temporal un catálogo de productos sorprenden por su atractiva decoración. Todos los detalles son importantes en la creación de un entorno comercial que llama la atención del consumidor. Este tipo de experiencia puede potenciarse en sectores diferentes, sin embargo, tiene un éxito especial en el ámbito de la moda. Este tipo de tienda se convierte en el escaparate ideal para acercar al consumidor una experiencia inolvidable.
Una marca invierte en marketing para posicionar sus productos. Pues bien, uno de los efectos derivados de este tipo de iniciativa es este: un mayor nivel de visibilidad. Abrir una tienda fugaz es una propuesta que puede dar lugar a nuevas oportunidades.
El interés que este tipo de experiencia produce en el público objetivo tiene un importante valor emocional: la presencia de un nuevo espacio genera un agradable efecto sorpresa
Alquilar un espacio para montar una tienda fugaz
Para llevar a cabo este tipo de iniciativa, una marca decide alquilar un espacio durante unos días. Cuando finalice el plazo de esta propuesta comercial, este lugar se renovará con nuevas ideas. Pero la experiencia siempre será recordada por aquellos clientes que guarden un buen recuerdo de ella.
La característica diferencial de esta propuesta comercial es su carácter efímero. Y este factor se convierte, a su vez, en un incentivo para despertar interés en la audiencia.