Cada tipo de negocio tiene su propio enfoque y perspectiva. Algunas iniciativas destacan por la búsqueda de la inclusión. Son modelos que potencian la igualdad de oportunidades y el acceso a un empleo. Por otra parte, dirigen su propuesta de valor a un público objetivo que dispone de bajos ingresos.
El precio de los productos presentes en el catálogo es asequible. Y, en consecuencia, los negocios inclusivos ofrecen una experiencia de compra que mejora la calidad de vida de los grupos más vulnerables. Es un tipo de proyecto que tiene un componente social, puesto que cumple una importante misión. Pero, como cualquier otro tipo de empresa, también persigue su propio beneficio. Es decir, la viabilidad de la idea y la rentabilidad son esenciales.
Oportunidades de desarrollo profesional
Un negocio inclusivo no solo mejora la calidad de vida del consumidor. Sino que también ofrece oportunidades de desarrollo profesional a personas que atraviesan circunstancias difíciles. Es un modelo de negocio que impulsa la contratación de perfiles con talento pero que, además, viven en un entorno vulnerable. Por ejemplo, tienen pocos recursos.
Las empresas inclusivas promueven la búsqueda del bien común desde distintas perspectivas. Su propuesta de valor se centra en mejorar la calidad de vida de un público objetivo perfectamente identificado. Y, por otra parte, genera oportunidades de desarrollo profesional en personas que encuentran una nueva esperanza.
Empresas con un componente social y humano
Por tanto, los negocios se dirigen al grupo que, en función de sus ingresos, forma parte de la base de la pirámide social. Personas que afrontan cada nueva jornada con recursos muy limitados. Como puedes ver, son empresas que tienen un enfoque humano. Ten en cuenta que su propio beneficio está alineado con la mejora en las condiciones de vida de quienes están vinculados con el proyecto (como clientes o empleados).