Roles laborales: perseguidor, salvador y víctima


Cada trabajador en el plano laboral interpreta a un personaje, es decir, se comporta de una forma recurrente. En muchas ocasiones, las personas ni siquiera son coscientes de esta función pero existen tres roles principales y muy marcados: salvador, perseguidor o víctima. Se alimentan mutuamente, es decir, cada uno tiene sentido en base al otro.

Por ejemplo, no habría salvadores si no existieran víctimas. Uno de los roles más difíciles de soportar es el de perseguidor. Por ejemplo, puede que hayas tenido a algún compañero que siempre te está corrigiendo, nunca considera que algo de lo que haces está perfecto, te critica, se pone como modelo a seguir y se comporta como si lo supiera todo. En definitiva, ha adoptado el rol perseguidor. Por el contrario, las víctimas son aquellas que se comportan desde la lástima. Consideran que no son lo suficientemente valiosas, siempre tienen que pedir consejo a un tercero para contar con un refuerzo externo, viven con miedo, se comparan con los demás en negativo… La víctima también arrastra un gran resentimiento a nivel interior, sencillamente, porque aspira a ser salvada por alguien externo por arte de magia.

El salvador es aquel que intenta ayudar a la víctima, sin embargo, en algún momento se desgasta y se cansa. Sencillamente, porque dar tanto de una forma desigual tampoco es positivo. Muestra la necesidad de reafirmación. Existe un libro que puede ayudarte a reflexionar sobre la importancia de mejorar las relaciones laborales en el trabajo. Se trata de la obra que lleva por título Crisis emocionales que está escrito por J.L González de Rivera. Se trata de encontrar recursos para sobrevivir en un entorno laboral que no siempre resulta hospitalario. Puedes consultar este libro en la biblioteca o comprarlo en la librería. Una buena lectura para el verano.

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