Tipos de cuentas bancarias. ¿Cómo escojo la mía?

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Seguramente te lo habrás preguntado en más de una ocasión porque es algo que tarde o temprano nos ronda la cabeza. A la hora de elegir cuenta bancaria, es probable que te hayan surgido una serie de dudas relacionadas con todo aquello que puedes obtener gracias a una cuenta bancaria de las que aportan beneficios a los clientes. Además, también se valora mucho el hecho de que no haya comisiones, motivo por el cual merece la pena tener presentes los distintos tipos de cuentas bancarias que existen en el mercado.

En este artículo te hablaremos de la cuenta nómina, de la cuenta corriente, de la cuenta de ahorro… Todo ello para que sepas qué opciones están a tu alcance y puedas tomar la mejor decisión posible en base a tus necesidades, que al final es lo más importante de todo cuando se trata de elegir una cuenta. ¿Empezamos?

Cuenta nómina

La cuenta nómina, como su propio nombre indica, es aquella que va asociada al hecho de que ingreses todos los meses tu nómina. Es muy similar a una cuenta corriente, pero obtienes una serie de ventajas por el simple hecho de domiciliar tu nómina, como por ejemplo la devolución de un tanto por ciento de los recibos domiciliados, regalos, etc.

No es habitual que este tipo de cuentas estén cargadas con comisiones, aunque también puede haberlas. Además, también cabe la posibilidad de obtener alguna que otra remuneración, aunque en ningún caso estaremos hablando de una remuneración superior a la que se puede obtener cuando se contrata una cuenta remunerada, que como su nombre indica ya está pensada para eso.

Cuenta corriente

Es la cuenta más normal, la que podríamos definir como la cuenta de toda la vida. Es la que tiene un cliente en un banco para llevar a cabo todo tipo de acciones del día a día, como por ejemplo realizar cobros, domiciliar pagos y otras operaciones que podemos considerar como cotidianas.

Hay que aclarar que este tipo de cuenta no tiene las ventajas que sí ofrecen otros tipos de cuentas en lo que a remuneración se refiere. Además, lo más habitual es que este tipo de cuentas acarreen una serie de comisiones de administración y mantenimiento que conviene tener muy en cuenta a la hora de operar para no llevarse sorpresas. Por otra parte, puedes tener una tarjeta de crédito o débito, aunque en este caso también hay que informarse de posibles comisiones por falta de uso o mantenimiento.

Si lo que quieres es ahorrar dinero todos los meses, es evidente que este tipo de cuenta no es la que más te conviene. Sirve para hacer de todo, pero no va asociada a ningún tipo de remuneración como hemos comentado anteriormente.

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Cuenta de ahorro o remunerada

Quienes buscan ahorrar dinero normalmente se decantan por esta opción. Es una cuenta que ofrece rentabilidad, y lo mejor de todo es que no hay que preocuparse por la liquidez porque podemos disponer del dinero ahorrado en cualquier momento y sin que ello suponga un problema. Cancelarla no conlleva ninguna penalización, así que no es de extrañar que muchas personas decidan decantarse por las cuentas de ahorro o remuneradas para tratar de ahorrar mes a mes. Cuanto más dinero se deposita en ellas, más rentabilidad se puede obtener del ahorro.

Cuenta de valores

Este tipo de cuenta no es tan común entre la mayoría de los mortales, pero también es conveniente conocerla porque nunca se sabe cuándo puede ser un buen momento para recurrir a ella. Está pensada para aquellas personas que quieren invertir, por lo que es ideal para depositar títulos como por ejemplo acciones o bonos. Suele ir asociada a una cuenta corriente y con ella podemos hacer todo tipo de operaciones relacionadas con la inversión, como es el caso de comprar, vender o cobrar dividendos.

Cuenta para empresas y negocios

Evidentemente, las empresas también pueden optar por un tipo de cuenta que no es exactamente igual que la que se ofrece a los particulares por motivos obvios. Los negocios se mueven en un entorno distinto y tienes unas necesidades distintas, así que no es de extrañar que puedan abrir una cuenta en el banco que está claramente orientada a lo que requieren, puesto que se ofrecen servicios de asesoramiento en materia empresarial con los que se resuelven todo tipo de dudas. Además, son cuentas que pueden ser como las que vemos en los particulares, así que las hay que son de ahorro, remuneradas, corrientes…

Teniendo una cuenta para empresas también se pueden solicitar otros productos financieros que están pensados para todo tipo de compañías, desde las más pequeñas dirigidas por un autónomo hasta las más grandes que se ven atraídas por la posibilidad de solicitar financiación para que sus planes de crecimiento sigan en marcha.

Con toda esta información, merece la pena que tengas claras cuáles son tus necesidades para abrir esa cuenta bancaria que te va a rendir mejor. Ten en cuenta la rentabilidad, por supuesto, pero también fíjate en las comisiones, que de hecho es uno de los factores más valorados por la mayoría de clientes a la hora de decantarse por una opción u otra. Además, también hay que considerar si hay cajeros y oficinas cercanas al domicilio o al lugar de trabajo, y por supuesto también hay que valorar que exista un servicio de atención al cliente que permita resolver dudas con cierta inmediatez y llevar a cabo todo tipo de trámites sin salir de casa, empleando el acceso a la cuenta vía Internet. También debes valorar si merece la pena tener más de una cuenta y te recomendamos que lleves a cabo comparaciones entre las que más te interesan, ya que de esta forma descubrirás cuáles son los puntos fuertes y las carencias de cada una de ellas. Además, cuando vayas a firmar pregunta todo lo que sea necesario para resolver las dudas que puedas tener, ya que solo de esta forma estarás bien informado sobre las ventajas y las posibles comisiones que estén asociadas a ese tipo de cuenta que has decidido contratar.

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