La decisión de montar una librería plantea un alto nivel de riesgo para aquellos emprendedores que perciben las dificultades que atraviesa el sector cultural. Sin embargo, existe una etapa en la que la animación a la lectura y la conexión con los libros adquiere una visibilidad especial: la infancia. Muchas familias están comprometidas con el hábito de compartir momentos de lectura en voz alta, asistir a cuentacuentos o disfrutar de historias inolvidables. En Empresariados compartimos seis consejos para montar una librería infantil.
1. Cómo elegir la localización ideal para una librería infantil
Existen diferentes opciones que incrementan el nivel de visibilidad de la propuesta. Es una alternativa de ocio que puede integrarse en una zona muy comercial. Aunque el éxito de una librería para niños también está en conexión con otros puntos de interés que se integran en el entorno: parques, centros educativos, academias de actividades extraescolares…
2. Un local que luce un buen escaparate
Además de analizar la amplitud del espacio interior, pon el acento en una parte esencial del establecimiento: el escaparate. Es una excelente carta de presentación que permite exponer una cuidada selección de libros para niños, recomendaciones de lectura e ideas de regalo. Por tanto, es un elemento que puede ser determinante en la compra o el alquiler de un espacio comercial. Una decoración práctica, cómoda y divertida llama la atención de los niños.
3. Un variado catálogo de lecturas
La atención al cliente es esencial para establecer un vínculo a largo plazo con las familias. Es recomendable que el catálogo presente una gran selección de autores, géneros, editoriales y títulos. Pero lo verdaderamente importante es que el cliente tenga la posibilidad de realizar un pedido para recibir en un breve plazo de tiempo una obra que no se encuentra en las estanterías de la librería.
4. Organización de una agenda cultural
Las acciones de marketing son fundamentales para dar a conocer un proyecto que abre sus puertas. Pues bien, conviene programar una agenda de actividades para dinamizar el entorno. Las dinámicas culturales son el complemento perfecto para atraer nuevos compradores. Por ejemplo, las presentaciones de libros, los recitales, los cuentacuentos y los talleres de lectura son ideales para reunir a un grupo de personas.
Al igual que otros negocios de proximidad, las librerías también pueden participar en iniciativas llevadas a cabo en colaboración con otros negocios del entorno. La colaboración con autores y profesionales de la zona puede ser clave para crear un calendario atractivo.
5. Conexión con el público objetivo
Una biblioteca infantil es un lugar centrado en las necesidades de los niños. Pero el modo de conectar con ellos no solo puede centrarse en el ámbito familiar, sino también en el educativo. Existen muchos profesionales que trabajan en el campo de la enseñanza: utilizan recursos y materiales de lectura para educar o profundizar en torno a diferentes temas.
6. Asesoramiento permanente
Un buen catálogo, integrado por una gran variedad de lecturas, resulta muy interesante para el público objetivo. Sin embargo, la propuesta de valor de un establecimiento especializado se completa con el asesoramiento que ofrece el criterio experto. Es decir, el librero es un profesional que comparte con los clientes su interés por la lectura.
Utiliza su conocimiento y su formación para informar de manera personalizada a cada cliente que busca un ejemplar que se adapte a unos criterios concretos. Por tanto, es esencial que el responsable que trabaja en la librería actualice sus conocimientos constantemente para descubrir nuevos éxitos literarios, tendencias y propuestas.
Montar una librería infantil es una decisión vocacional. Una iniciativa que aporta mucha felicidad a familias con niños que cultivan el placer de la lectura.