Existe una habilidad fundamental que debe de desarrollar cualquier emprendedor que da el salto de montar un negocio: la adaptación al cambio muestra la realidad dinámina y no estática de una empresa que interacciona constantemente con el entorno y con los clientes. Por tanto, el verdadero reto de un emprendedor no es solo montar la empresa sino mantener su dinamismo a lo largo del tiempo. La motivación para el cambio confronta con la búsqueda de seguridad de muchos emprendedores que se quedan estancados en su zona de confort al no innovar. ¿Cómo tener motivación para el cambio?
Márcate plazos cada tres meses
El ser humano acota sus planes en un contexto temporal. Por esta razón, la mejor forma de gestionar el tiempo de una forma óptima es acotar los planes en plazos concretos, por ejemplo, puedes marcarte metras trimestrales a corto plazo. De esta forma, la persona pone su atención en esos objetivos que cumplir, lo que mejora la concentración y el rendimiento. La diferencia entre un objetivo y un deseo es que el primero queda fijado en el tiempo mientras que el otro, queda en un marco puramente ideal.
El jefe debe ser un buen líder
El jefe debe de ser un referente para los demás, un buen líder que tiene la capacidad de motivar al resto de los empleados con entusiasmo y pensamiento positivo. En ese caso, es muy importante que el jefe tenga sus ideas muy claras y sepa dónde quiere llegar para poder transmitir sus indicaciones de una forma clara, sencilla y directa.
Buscar el equilibrio entre el cambio y lo permanente
El proceso de cambio especialmente recomendable es aquel en el que existen puntos que aportan seguridad, por ejemplo, las fortalezas del negocio y las áreas a mantener, combinadas con dosis de innovación. Por otra parte, conviene integrar los cambios de una forma progresiva porque los clientes también necesitan su tiempo para asimilar ciertos cambios.
Tener motivación para el cambio implica apostar por la formación para adquirir nuevos recursos que propicien la asimilación de nuevas formas de actuación. Si siempre haces las cosas del mismo modo, entonces, corres el riesgo de obtener siempre los mismos frutos. En cambio, si quieres obtener resultados diferentes tienes que variar tu forma de hacer las cosas.
Un plan de acción
El cambio no tiene que ser improvisado. Existen cambios que surgen de forma externa, sin embargo, es importante que en la medida de lo posible gestiones los cambios de tu negocio con la planificación adecuada. Dicha planificación debe contar con un punto de partida, un objetivo de llegada, un plan de acción concrtado en objetivos medibles, concretos y temporales.
Conviene recordar como expresa Séneca que «no nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles. Pero sin difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas». Es decir, el primer paso es el que más cuesta. Los verdaderos límites están en la mente y no en la realidad porque los miedos y el apego a lo conocido son los que frenan la necesidad de cambio que es tan sana a nivel profesional y también, para la empresa.
Un proceso de coaching
El coaching está totalmente integrado en el mundo empresarial por los grandes beneficios que produce desde distintos puntos de vista. Existe el coaching ejecutivo, el coaching personal, el coaching sistémico, el coaching financiero… Tener un entrenador es un buen método de ayuda para poder planificar un cambio con el asesoramiento de un guía en tratar procesos de este tipo.
Por otra parte, existen momentos que son especialmente para integrar cambios importantes en un negocio, por ejemplo, a partir del mes de septiembre. Etapa que representa el inicio de un nuevo ciclo.