La falta de financiación es hoy en día uno de los mayores problemas de las empresas y, también, de los emprendedores, aunque en este último caso hay una serie de entidades a las que se puede acudir para conseguir reunir la cantidad económica que se precisa para poner en marcha un negocio.
Una de las posibilidades que tienen los emprendedores a su disposición es la capitalización por desempleo o pago único, en el caso de que anteriormente hayan trabajado, que permite que el emprendedor reciba de una sola vez el dinero que le corresponde por la prestación por desempleo para poner en marcha su idea empresarial o bien ir abonando con esas cantidades las cuotas que le corresponden en concepto de Seguridad Social.
Normalmente, la capitalización por desempleo o el pago único se tiene que solicitar a través de los servicios de empleo de la comunidad autónoma en la que se resida a través de los que se puede obtener más información y realizar los trámites. Lo habitual es que a esta medida opten los jóvenes varones de hasta 30 años de edad y las mujeres con una edad máxima de 35 años.
En el caso de no tener derecho a la capitalización por desempleo o al pago único o bien no se tenga todavía con esos recursos suficiente financiación para emprender, también caben otras opciones. Entre ellas, por ejemplo, se hallan los microcréditos que se conceden a emprendedores a través de Enisa, financiación que se da a jóvenes emprendedores de hasta 40 años, aunque también hay microcréditos y líneas que no exigen ningún límite de edad para recurrir a ellas.
Otra alternativa es acudir al Instituto de la Mujer porque dispone de un programa de microcréditos en condiciones más ventajosas para las mujeres emprendedoras, además de asesorar sobre ayudas o recursos económicos adicionales a los que se puede optar.
También a través del ICO se puede acceder a financiación. En concreto, los emprendedores pueden optar a dos líneas. Una de ellas es la línea ICO Emprendedores a través de la que se concede financiación para inversiones en nuevos negocios con un plazo de amortización de hasta siete años y con tipos de interés bonificados. La otra línea es la denominada ICO Garantía SGR que se basa en préstamos con aval de una SGR que están destinados a financiar la inversión en negocios que tengan menos de cinco años de antigüedad.
Y, por supuesto, no hay que olvidarse de los convenios que se tengan firmados entre los víveros empresariales y entidades financieras, en el caso de que la iniciativa empresarial se ubique en uno de ellos, ni de las ayudas que conceden específicamente las comunidades autónomas o ayuntamientos de las que se puede obtener información a través de servicios empresariales o de cámaras de comercio ni de los acuerdos de asociaciones empresariales, sobre todo, las de jóvenes emprendedores, que también formalizan acuerdos para acercar la financiación para desarrollar ideas de negocio.
Son opciones que hay que sopesar y valorar, además de mirar muy bien, porque cada una de ellas exige una serie de requisitos específicos.