La comunicación no sólo remite al plano de la palabra sino también, al plano del lenguaje corporal. De hecho, la realidad es que en caso de que exista alguna contradicción entre el mensaje que se emite a través del lenguaje corporal y aquel que se emite a través de la palabra, es esencial atender al mensaje transmitido por el propio cuerpo. De ahí que en una entrevista de trabajo debas cuidar hasta los más mínimos detalles.
Por ejemplo, la posición corporal un poco inclinada hacia delante muestra interés, apertura al diálogo y una predisposición positiva. Por el contrario, la posición desplazada o invertida muestra lo contrario, temor, ansiedad y pasividad. Está claro que en una empresa buscan personas que sean capaces de tomar la iniciativa, tengan inquietudes y sean proactivas.
La mirada es muy importante en un diálogo, es decir, mirar a los ojos del otro muestra cercanía y también sinceridad. Sin embargo, conviene encontrar el equilibrio, es decir, de vez en cuando, es bueno cambiar el ángulo de visión, porque se puede percibir como una actitud desafiante. Imagina cómo te sientes cuando alguien te mira demasiado (la reacción lógica es que en algún momento no sostengas la mirada). Para una comunicación eficaz debe haber un contacto visual de al menos el sesenta o setenta por ciento.
Evita gestos innecesarios como el de tener las manos metidas en los bolsillos. Por otra parte, cruzar los brazos también se interpreta como un gesto de enfado o de estar a la defensiva (aunque no siempre puesto que puede deberse a una postura adquirida por costumbre). Por otra parte, tampoco debes taparte la boca cuando hablas, llevarte las manos continuamente a la cara o tocarte el pelo.
Además, al estrechar las manos del entrevistador poner la palma de la mano hacia arriba indica honestidad y franqueza. Dentro del lenguaje corporal, también ocupa un lugar especial la imagen física. Es decir, debes optar por un look profesional. El traje sigue siendo la mejor opción en una entrevista de empleo.