El síndrome del desempleado


Hablar del desempleo a nivel general resulta injusto y poco realista ya que las circunstancias de cada uno pueden hacer que esa etapa se viva con amargura o con sufrimiento. A mayor tiempo en el paro, y más responsabilidades familiares a cargo del desempleado, más sufrimiento tiene, angustia ante el futuro, falta de autoestima, sensación de vacío y también, culpa. Aunque no existe ningún motivo para que una persona se sienta culpable por no tener trabajo, la realidad es que existen personas que viven esta sensación. La vida de una persona cambia radicalmente cuando está en el desempleo, incluso, su vida social. Al tener menos recursos económicos, también se pierden posibilidades de hacer ciertos planes por lo que se puede tomar distancia con los amigos. En otros casos, es la sensación de falta de valía personal la que lleva a una persona a aislarse del entorno.

El entorno más cercano, en vez de hacer constantemente preguntas al parado sobre su situación tendrían que evitar someter a un interrogatorio a aquel que de una forma natural se siente incómodo. De hecho, lo adecuado sería centrar las conversaciones en un tema diferente.

Estar en desempleo puede producir tristeza y apatía por ello, es tan importante, elaborar un proceso de búsqueda activa de empleo que te haga estar activo y con el tiempo ocupado. Uno de los problemas más habituales es que una persona que está en el paro no tenga horarios habituales de lunes a viernes e improvise cada día una rutina distinta.

En la primera fase de desempleo puede existir una etapa de euforia, de creer que todo va a ir bien, incluso, de poder hacer una lectura positiva de la situación. Sin embargo, conforme pasan los meses, y el desempleado se da cuenta de que nada ha cambiado, entonces, surge el pensamiento negativo.

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