La sensación de estar quemado en el trabajo es agotadora de llevar cuando se convierte en crónica. En el momento en el que una persona lleva más de dos meses con sensación de hastío en la oficina, siente que su situación se hace cuesta arriba. El verano se presenta como una vía de escape y de oxígeno para todos aquellos trabajadores que se sienten en una cárcel de la que no saben cómo salir. Las vacaciones son la ocasión para respirar, tomar aire y conectar con uno mismo.
Las vacaciones no son eternas
Las vacaciones no son eternas, de hecho, cuando una persona es feliz el tiempo pasa más rápido todavía. Por lo que tienes que ser realista y comprender que no puedes huir de los problemas porque estarán esperando a la vuelta de la esquina con tu regreso a la oficina.
Lo que nunca debe hacer alguien que sufre el síndrome del quemado es reprimir sus emociones o posponer eternamente una solución al conflicto.
Tomar decisiones
En verano tienes más tiempo para pensar en ti con otra perspectiva distinta. Toma la libertad y el bienestar de estar más tiempo en casa para valorar qué puedes hacer tú para cambiar tu actitud. Puedes buscar un trabajo diferente, hacer un proceso de coaching, cultivar una afición en tu tiempo libre… Sólo tú puedes descubrir qué es lo que te ayuda a ti y lo que más te conviene.
Descansa
Aprovecha el verano para descansar porque solo aquel que ha vivido la sensación de estar quemado en su trabajo sabe que el agotamiento físico y mental acumulado es intenso. Comparte tu tiempo libre con tus amigos, duerme durante más tiempo, ten horarios flexibles, no enciendas el ordenador y no pierdas tu tiempo viendo todo el día la televisión.