Estrés y trabajo son dos términos que pueden ir unidos. A veces, se habla del estrés con demasiada facilidad. Sin embargo, existen situaciones que son más dadas a producirlo que otras. De hecho, no todos los empleos son igual de estresantes. ¿Qué aporta sensación de agobio? En primer lugar, hacer un trabajo que está sometido a la opinión pública causa fragilidad y vulnerabilidad emocional. La opinión de los demás puede causar estrés, teniendo en cuenta, que es imposible agradar a todo el mundo y contar con el apoyo incondicional de la mayoría. Por ello, un jefe en una empresa, tiene más estrés que un empleado porque es criticado por todos los demás.
En otras ocasiones, las circunstancias que rodean a ese trabajo son las que producen el estrés. Es decir, puede que se trate de un empleo ideal, sin embargo, deja de serlo cuando para llegar a él pasas más de una hora cada día de trayecto en coche o en autobús. El tiempo de desplazamientos, los atascos de tráfico y los días de lluvia producen sensación de inseguridad a todos aquellos que trabajan lejos de casa.
Algunos factores personales también pueden producir estrés. Es decir, no es fácil llegar a todo. Por ello, algunas madres trabajadoras arrastran mucho peso sobre sí mismas al querer conciliar de una forma perfecta hogar y empleo. Otro tipo de preocupaciones también pueden derivar en una sensación de cansancio crónico. La falta de seguridad en el trabajo también produce estrés. Sencillamente, porque es indispensable a nivel emocional realizar una función profesional con un sentimiento de seguridad pleno y absoluto. En relación con esta cuestión, conviene recordar que el próximo 28 de abril celebramos el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo. El estrés también responde al modo en el que una persona afronta la rutina laboral.