Se dice que el mejor activo de cualquier empresa son sus empleados, el equipo humano que trabaja para sacara adelante un modelo de negocio. Muchas empresas se centran en los proyectos y en los clientes para lograr mejores resultados y están cometiendo un grave error. Se olvidan de una de las partes más importantes para alcanzar los objetivos empresariales: las personas. Disponer de buenos canales de comunicación interna es fundamental para lograr la excelencia entre los recursos humanos de una organización.
Entre el gerente, director o ejecutivo y su equipo a menudo existe cierta distancia que dificulta el trabajo. Esa brecha se puede solucionar con una mayor comunicación. El jefe debe estar receptivo y hablar más a menudo con su personal a cargo. Escuchar es clave para mejorar. Si no se hace puede darse una pérdida de talento, de productividad, de esfuerzo y de trabajo, e incluso pueden terminar marchando los mejores por no sentirse valorados. Algo tan sencillo en la condición del ser humano como es la comunicación pasa desapercibida en el ámbito empresarial.
Saber escuchar: Pilar importante de la comunicación, no todo el mundo sabe hacerlo. ¿Cuántas veces has tomado un café con tus colaboradores? ¿Cuándo fue la última vez que le preguntaste cómo se siente en la empresa?
Cuidar de las personas: Interesarse por las preocupaciones e inquietudes de cada uno hace que aumente la motivación y el entusiasmo de los empleados. Trabajar con un equipo ilusionado puede ser lo que marque la diferencia con los competidores y te permita ganar mercado.
Cumplir las promesas: Cuando te comprometes con algo y no lo cumples, pierdes confianza. Y este valor es la base de toda relación. La comunicación genera confianza en el equipo, se le hace creer en su trabajo. Procura siempre cumplir con tu palabra, así ganarás credibilidad y respeto.
Adaptar el mensaje a cada público: No todo el mundo es igual, no siente lo mismo, ni le motiva lo mismo, ni piensa lo mismo. Trata a cada persona como es, aprende a gestionar la diversidad.
Dar ejemplo: La responsabilidad empieza en uno mismo. El jefe es la referencia y debe predicar con sus actos.
Trabajar en equipo: Una persona no puede llegar muy lejos, pero un equipo trabajando en un mismo objetivo no tiene límites. Fomenta la colaboración entre todos para optimizar el trabajo.
Creer en uno mismo: No repitas siempre lo mismo, es mejor reinventar el discurso para que se entienda la misma idea pero desde diferentes puntos de vista. También es importante asumir los errores, tanto los tuyos propios como los colectivos.
Creer en el mensaje: Confía en tu manera de comunicar. Hablar es el catalizador que hace que se solucione todo.
En la actitud está la diferencia: No subestime la fuerza de la felicidad de tus colaboradores. Averigua lo que realmente les ilusiona porque ese será el camino para mejorar el desempeño.