Los productos promocionales como herramienta de marketing

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El mundo del marketing es un mundo muy extenso. Existen numerosas herramientas que pueden ayudar a que una empresa venda más, siendo la inversión publicitaria la que normalmente se nos viene a la cabeza cuando se nos habla de plantear acciones de marketing con un presupuesto concreto.

A pesar de que una campaña publicitaria puede funcionar muy bien en los distintos canales de comunicación que existen, siempre es bueno abrirse a otro tipo de instrumentos para promocionar la marca. Es por ello que hoy quiero hablar de los productos promocionales exponiendo sus principales beneficios y mencionando la ley de la reciprocidad, que como verás funciona francamente bien. ¿Empezamos?

Aumento del conocimiento de marca

Hay que valorar los productos promocionales por el gran impacto que pueden tener en lo que se conoce como reconocimiento de marca, que como seguramente ya sabrás es fundamental para posicionarse por delante de la competencia, sobre todo cuando ésta lleva más años que tú en el mercado.

Hay numerosos estudios que afirman que el 90% de los destinatarios utilizan el producto una vez a la semana o más a menudo. El 10% prefieren dárselos a un amigo o a un familiar que les pueda dar mejor uso, mientras que el 87% del total mantienen el producto promocional más de un año porque les resulta útil. Es por ello que se podría decir que son indispensables en cualquier campaña encaminada a incrementar el conocimiento de la marca.

Una forma de publicidad muy económica

Si hablamos de ROI, que es algo que lógicamente marca el tiempo de vida de una campaña, rápidamente nos damos cuenta de que los productos promocionales se han convertido en una forma de publicidad que ofrece un retorno de la inversión igual al de la impresión o la televisión. Más de la mitad de las personas que reciben un producto de este tipo reconocen que la imagen que tienen sobre la marca ha mejorado. Los regalos corporativos tienen un efecto muy positivo porque no son percibidos como publicidad pura y dura.

Las encuestas realizadas al respecto dicen que un 20,9% de los beneficiarios compraron después de recibir un producto promocional, lo que supone un porcentaje superior al de un anuncio impreso (13,4%), un anuncio en televisión (7,1%) y un anuncio online (4,6%).

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Productos útiles

Siguiendo el hilo de las encuestas, hay que decir que la mayoría de los receptores de los productos promocionales han sido capaces de hacerles hueco en casa. El 55% reconoce que los tiene en su dormitorio o en zonas destinadas al almacenamiento, mientras que un 74% los utiliza en áreas destinadas al trabajo y un 91% ha encontrado su sitio en la cocina.

Después de recibir un producto promocional, el 42% se ha llevado una impresión más favorable de la marca, el 60% ha decidido comprar algún producto y el 27% tiene el producto tan visible que le resulta muy fácil recordar el nombre de la marca.

Es importante que los productos regalados sean útiles, ya que de esta forma será más probable que estén presentes en el día a día de la persona que los recibe, ayudando a que se cumpla el objetivo (o uno de los objetivos) por el que se enviaron.

Para ampliar la información, te recomiendo leer el artículo sobre 10 razones para elegir regalos promocionales de Marketing Eye.

La ley de la reciprocidad

Todo lo que acabo de comentar es muy positivo, pero no es lo único que hay que destacar de esta herramienta de marketing. También hay que hablar de la ley de reciprocidad, que es la que dice que cuando una persona recibe algo gratis, se siente en la obligación de corresponder de alguna forma. ¿Cómo? Comprando, recomendando la marca a otra persona, etc.

El principio de reciprocidad, desde la perspectiva del marketing, hay que enfocarlo de la forma más honesta posible y sin esperar nada a cambio, aunque evidentemente todo el mundo sabe que al final habrá personas que se sentirán en deuda con la marca que les acaba de enviar un producto promocional gratuito.

La ley de reciprocidad nos ayuda a conseguir clientes sin tener que recurrir a algo tan frío y en ocasiones molesto como la publicidad. Es algo parecido a lo que se consigue cuando una empresa comparte contenido de forma gratuita en un blog corporativo. Está ofreciendo información gratuita con la que acercarse a un potencial cliente que tarde o temprano puede sentirse en la obligación de comprar.

Hay que estar dispuesto a entregar para recibir. Todo negocio debe interiorizar ese principio para ser capaz de construir relaciones duraderas, ya que las promesas publicitarias suelen ser demasiado efímeras y no generan el mismo vínculo que pueden generar los productos promocionales que se entregan de forma gratuita.

El marketing de dar y recibir funciona. Funciona en muchos sectores desde hace mucho tiempo y no parece que eso vaya a cambiar en el futuro. Todo lo contrario. En la actualidad estamos viendo cómo hay influencers que se hacen fans de una marca que les regala productos que son de su agrado. La promoción de los mismos, sin forzarla mediante un contrato, llega por sí sola y de la forma más natural posible. Eso mismo es lo que puede suceder cuando hay productos promocionales de por medio enfocados a contentar a una serie de personas que acaban convirtiéndose en clientes de la marca, sin que necesariamente hayan mostrado interés por ella con anterioridad.

La ley de la reciprocidad es una de las leyes de persuasión que existen. Lo tienen en cuenta los departamentos de marketing de las empresas más punteras, y también lo tiene en cuenta el chico que está en la calle esperando a que se paren los coches en un semáforo para limpiar el parabrisas. Aunque el conductor de un coche que ha empezado a limpiar no quiera beneficiarse del servicio que ofrece, se siente en la obligación de darle algo a cambio por ello. De lo contrario, si arranca y se va sin darle nada, se puede sentir mal porque siente que él no ha correspondido a ese servicio que en principio era un regalo, pero que dado el coste de la mano de obra y el material no se puede entender como tal.

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