Existen ámbitos que requieren de tu total atención y concentración. Por ejemplo, a la hora de llevar tu propio negocio debes apostar por centrar la atención plena en todos los detalles para poder conducir tu empresa al éxito. El entorno influye mucho, en la concentración de un empresario. Por ello, el despacho es ese espacio para la planificación.
Lo importante es que la persona ya asocia de una forma inconsciente el despacho con el trabajo. En este sentido, tener una mesa amplia y muy ordenada ayuda a trabajar mejor. El orden externo también favorece la armonía interior. Por el contrario, trabajar en medio del caos implica mucho más desgaste a nivel emocional.
Las jornadas interminables no favorecen la concentración. Al revés, también es bueno escuchar las emociones y las sensaciones del organismo para saber parar a tiempo, desconectar y continuar al día siguiente terminando un asunto pero con energías renovadas y más ilusión. Además, también es eficaz apagar el teléfono móvil sin temor, sencillamente, porque puedes ponerte en contacto con las personas que te llamen en el momento que estés disponible. Por ello, es aconsejable tener un buzón de voz.
Una buena iluminación también ayuda a mejorar la concentración para trabajar y gestionar los papeleos. De este modo, no se fuerza la vista. En caso de recibir algún tipo de visita en tu despacho que no estuviera concretada anteriormente, puedes avisar con educación que estás ocupado en ese momento pero que estarás encantado de poder atenderle en otro horario.
La concentración también es fruto de un método adecuado de trabajo en el que existe una gestión eficaz del tiempo. Cuando tienes mucho trabajo acumulado te resulta difícil concentrarte por la sensación de angustia que produce la idea de no llegar a tiempo a todo. La concentración implica separar espacios y no dejar que un asunto personal te reste energía en el plano laboral.