El Efecto Zeigarnik desde el punto de vista psicológico, analiza en qué forma las personas se sienten sometidas por esas tareas y asuntos pendientes de resolver mientras que no prestan la misma atención a las tareas ya realizadas, llegando incluso, a olvidarlas. Aquellas gestiones y asuntos profesionales inacabados están vinculados con las expectativas personales y el estrés.
La presión de las tareas pendientes de resolver
Por ello, suponen un estrés añadido. La psicólogoa Bluma Zeigarnik se percató de este hecho en una observación cotidiana cuando estando de vacaciones en Viena, pidió un café en una cafetería. En ese momento, se percató de cómo el camarero recordaba todos los pedidos que tenía pendientes de atender en su lista, sin embargo, ya no recordaba los pedidos que había atendido.
En cierta forma, parece que la mente hace borrón y cuenta nueva una vez que tacha de la lista de tareas pendientes una gestión realizada. La tensión emocional que produce un asunto pendiente de resolver contrasta con esa sensación de premio emocional que surge de la libertad de haber finalizado esa tarea. El uso de la generación de expectativas también se utiliza en el plano del marketing. Como explica Isabel Gómez autora de la web Éxito en Femenino, el tráiler de una película es un aperitivo a través del que se genera una expectativa en el espectador.
Cómo gestionar las expectativas
Sin embargo, desde el punto de vista de la inteligencia emocional, vivir centrados en el futuro no es tan saludable. ¿Qué hacer entonces? En primer lugar, es positivo tener una agenda profesional en la que anotar los logros personales. Cuando anotas una idea por escrito la fijas con más firmeza en tu memoria.
Además, conviene iniciar la jornada laboral por esas tareas que son las más complejas, de este modo, al dar el primer paso, luego todo fluye mejor. Deja en tu agenda un margen de dos horas abierto a la posibilidad de atender posibles imprevistos.