Las acciones de marketing ponen el acento en los resultados. Es decir, son un medio para incrementar las ventas. Sin embargo, el punto de vista desde el que parte una promoción depende de diferentes aspectos. El marketing espiritual presenta una visión positiva de una empresa consciente que desarrolla campañas que producen un efecto positivo en el entorno. Es decir, la inversión realizada no se reduce a la previsión de obtener un beneficio para elevar la rentabilidad del proyecto.
La realidad corporativa va más allá de su perspectiva material
Una entidad que utiliza el marketing espiritual quiere aportar valor a la vida del cliente: desea que este sea más feliz. Por ello, el diálogo mantenido con el público objetivo siempre debe ser sincero y cercano. De lo contrario, la ruptura de expectativas afecta de forma negativa a la imagen de la empresa analizada desde la perspectiva del consumidor.
Una empresa verdaderamente consciente es aquella que tiene una misión, una visión y una filosofía perfectamente claras. Pues bien, las acciones de marketing deben estar alineadas con los tres ingredientes mencionados. De este modo, la entidad avanza en la dirección deseada, evoluciona de forma coherente con su propia naturaleza.
Una empresa transmite su esencia a través del marketing espiritual
El marketing espiritual te invita a analizar una empresa más allá de su parte física o material. Existen muchos ingredientes que no se perciben directamente y, sin embargo, influyen en el éxito comercial. La ilusión, el compromiso, la motivación y la búsqueda de la excelencia son una inspiración. Transmiten confianza y energía positiva al cliente potencial. Los valores de la empresa son un reflejo de su perspectiva espiritual. Dichos principios merecen un espacio esencial en el marketing.
En consecuencia, una empresa trasciende a través de sus acciones cuando actúa de un modo consciente, creativo y responsable.