Existen distintos tipos de tests de personalidad en los procesos de selección. Aquellos que se realizan en forma de cuestionario son pruebas subjetivas. Son pruebas que contienen un alto número de preguntas que el candidato debe responder en un tiempo específico. Otras pruebas son más objetivas porque se enfocan en la medición de un aspecto concreto de la conducta del protagonista, una competencia que es importante en relación con el ejercicio de ese puesto de trabajo.
Otras pruebas tienen un carácter situacional, es decir, se observa una conducta determinada en el contexto que simula una situación real que el candidato puede vivir en el ejercicio de su puesto. Por tanto, es una prueba que tiene una perspectiva experiencial.
Los tests expresivos son aquellos que se evalúan a partir del movimiento. Por ejemplo, a través de una prueba que es analizada desde el punto de vista de la grafología. Una disciplina que muchas empresas tienen en cuenta.
Cómo hacer estas pruebas
Los tests de selección de personal no miden las respuestas correctas e incorrectas sino la sinceridad del candidato que refleja su personalidad en estas cuestiones. De hecho, este tipo de pruebas también tienen una dinámica interna para medir la sinceridad y minimizar el riesgo de engaño. Se trata de pruebas destinadas a que el candidato refleje su verdero modo de ser. Sin embargo, el principal error al realizar este tipo de prueba es que muchos trabajadores se enfocan en intentar reflejar una imagen ideal. Estos tests puedes tomarlos como un juego en el sentido positivo de la expresión.
Test de cultura general
Una forma diferente de hacer una prueba de trabajo. Un tipo de prueba especialmente habitual en la empresa dependiendo del tipo de cargo que se ofrece en el proceso de selección de personal es la prueba de cultura general. Este no es un test de personalidad sino una prueba que evalúa el saber del candidato.