Existen personas que pasan meses haciendo entrevistas de trabajo sin obtener una respuesta afirmativa. En general, los candidatos se desesperan porque no saben qué hacen mal. No se trata de cometer errores sino de entender, que hoy día, hay tanta gente buscando trabajo, que necesitas ser más que un buen currículum para que una empresa se fije en ti. Ese algo más es un valor añadido que puedes ofrecer en base a tu modo de ser, tus cualidades, tu potencial y tu carácter. Es decir, sólo tú puedes saber qué es aquello que de verdad te define. ¿En qué momento puedes mostrar el valor añadido que tienes como candidato?
En primer lugar, en la carta de presentación porque es un espacio de libertad y de creatividad donde puedes mostrarte tal y como eres. Pero además, por suerte, una carta la puedes trabajar durante mucho tiempo hasta dar con el mensaje con el que de verdad te identificas. Por otra parte, también puedes ofrecer tu valor añadido en una entrevista de empleo. Deja de responder de una forma mecánica y automática a las preguntas del seleccionador para poder mostrar que eres diferente. Por ejemplo, hoy día, tendrás mucho camino ganado si muestras que eres alguien con habilidades sociales, con un buen nivel de empatía y amabilidad.
Dichas habilidades se muestran incluso en una primera toma de contacto. Para ello, en la entrevista, comienza hablando de usted al interlocutor y no cambies hasta que él no te diga que puedes hablarle de tú (algo que puede que no suceda). Por otra parte, tampoco te sientes en la silla hasta que la otra persona te invite a hacerlo. Habla en términos muy positivos sobre tus experiencias profesionales previas y las oportunidades que has tenido, mostrarás que eres una persona agradecida. En la entrevista, a la hora de despedirte, sé breve pero sonríe.