El síndrome del trabajador quemado es una realidad a nivel laboral que aumenta con la crisis donde la salud emocional de las personas también se resiente como consecuencia de un entorno hostil. El síndrome del trabajador quemado puede darse como consecuencia de cuatro causas concretas que te mostramos en Empresariados.
Malas condiciones de trabajo
Tener unas malas condiciones de trabajo hace que la jornada laboral sea mucho más dura. Las malas condiciones de trabajo se muestran en un mal sueldo, un horario de trabajo pésimo, demasiadas responsabilidades, mucha distancia entre la casa y la oficina… Las posibilidades de padecer el síndrome del trabajador quemado aumentan cuando se producen varios de estos puntos.
Mala relación con el jefe
Tener una mala relación con el jefe puede hacer que un trabajador termine por estar saturado de ese empleo que le causa más desdicha que satisfacción. El síndrome del trabajador quemado se produce con más frecuencia en una empresa con un jefe que practica la autoridad déspota y que habla a gritos en vez de potenciar la comunicación asertiva.
Un trabajo mecánico y rutinario
El exceso de rutina que se produce en los trabajos mecánicos se hace muy pesada un día tras otro. En cambio, en aquellos trabajos que son más creativos surge la sensación de libertad interna de poder convertir el trabajo en una oportunidad de transformación personal. En los trabajos rutinarios y monótonos, la persona tiene la sensación en ciertos momentos de ser una máquina más despojada de toda su humanidad.
Estrés acumulado
Cuando el estrés se sufre durante mucho tiempo llega un momento en el que el cuerpo no puede más y marca un límite para parar y desconectar. El estrés puede darse como consecuencia de la presión excesiva, de las muchas responsabilidades o de trabajar en un puesto que no tiene una función definida.