Cuando dos personas discuten en el ámbito personal, se encuentran en un clima relajado, es decir, no se enfrenta del mismo modo un enfado cuando hay confianza entre dos personas. Más allá de la tensión del momento, la reconciliación también puede ser más sencilla. Sin embargo, en el trabajo, es mejor evitar los enfados y las iras innecesarias para transformar esta emoción en bienestar emocional.
De lo contrario, la frustración llama tarde o temprano a la puerta de cualquier trabajador que no acepta los hechos tal y como son. El mayor problema de muchos trabajadores es querer cambiar de arriba a abajo la empresa en la que trabajan. Sin embargo, nadie puede interceder en la voluntad ajena. Por tanto, centra tu energía, únicamente en ti y en aquello que tú puedes aportar.
Por otra parte, para prevenir el enfado a nivel laboral, es fundamental mejorar la comunicación en el entorno de trabajo. Muchas veces, las cosas se dan por supuestas sin haberlas contrastado en realidad. Por tanto, utiliza un arma poderosa: la pregunta y la escucha activa. A través de estos elementos es más fácil entender al otro.
El enfado también se canaliza a través de la relajación. Por ejemplo, en un momento de ira puedes respirar profundamente y visualizar una imagen que te dé tranquilidad. De hecho, es positivo que tengas cerca una imagen de tu familia sobre el escritorio de tu despacho para poder sentir cierta calma. Puedes personalizar tu lugar de trabajo con esos pequeños detalles.
Aprende a escuchar y comprender tus propias emociones. A través de la inteligencia emocional es posible construir un entorno humano en la empresa ya que cada trabajador tiene la capacidad de conocerse más a sí mismo pero también, a su entorno. Realiza ejercicio físico para liberar la tensión de un enfado.